El equipo se ha de diseñar de tal modo que pueda ser limpiado "in situ", por uno de los siguientes métodos:

1. Circuiación de las soluciones por las instalaciones a una velocidad que permita quitar toda la suciedad de las superficies internas. En la práctica, la velocidad mínima para limpiar las tuberías es de 1,5 metros por segundo; si hay tubos cerrados (las llamadas piezas en T) serían precisas velocidades de unos 3 metros por segundo. Este sistema es aplicable sobre todo a las tuberías, por lo que se émplea mucho en industrias cerveceras y lecheras. Si se utiliza en circuitos con piezas intercaladas, como placas intercambiadoras de calor, vasos mezcladores y bombas con rotores o paletas, que podrían disminuir la velocidad de flujo, éstas se deben desmontar y proceder a su limpieza manual.
2. Limpieza por surtidores a presión de carácter fijo. Este método se emplea para limpiar piezas "in situ" por surtidores que aseguran que todas las superficies han sido pulverizadas o enjuagadas a una presión eficaz. Esta varía entre 100 a 1400 libras por pulgada cuadrada (aproximadamente 7-98,4 kg por cm2 ó 7-95 atmósferas), dependiendo de la distancia del chorro a la superficie que se ha de limpiar, de la presión y tipo de surtidor aplicado. La limpieza de las cintas transportadoras a lo largo del procesado o en momentos prefijados constiuye una utilización comun de este sistema.
3. Surtidores giratorios a presión. El interior de las superficies de los tanques, tinas u otros grandes recipientes resulta, con frecuencia, inaccesible y, por lo tanto, de difícil limpieza. Los surtidores giratorios se colocan de tal modo que toda la superficie interior del recipiente se puede limpiar por pulverización a presión. Estos chorros son de instalación permanente o se acoplan a una boca mientras dura la limpieza.


C. Máquinas lavadoras

Muchos de los recipientes empleados en la elaboración de alimentos se limpian en lavadoras. Estas máquinas realizan mecánicamente las seis etapas citadas anteriormente. Los surtidores y, a veces, los cepillos se utilizan para quitar la suciedad con la ayuda de un detergente. Aunque los desinfectantes se adicionan, con frecuencia, en el aclarado final para destruir los microorganismos residuales, es mejor confiar esta misión al agua caliente (> 82ºC) (U.S. Department of Health, Education and Welfare, 1976a).
En algunas lavadoras mecánicas se incorporan ondas de alta frecuencia (limpieza ultrasónica) que facilitan el desprendimiento de la suciedad de los recipientes y depósitos, especialmente en zonas inaccesibles, como pueden ser las válvulas llenadoras. Minor (1959) describe la aplicación de ultrasonidos para eliminar las películas y residuos duros de los tubos, válvulas llenadoras y máquinas cerradoras, en la industria cervecera. El sistema comprende un generador de ultrasonido, que produce ondas con una frecuencia de 3 a 4 kHz y una serie de transductores, que transforman la energía ultrasónica en vibraciones mecánicas. Las piezas a limpiar se sumergen en una solución detergente y se aplica la energía ultrasónica. La suciedad desaparece en pocos segundos, procediéndose, a continuación, a un enjuagado normal.
Las lavadoras dan un excelente resultado siempre que los surtidores y cepillos se conserven adecuadamente, se utilice un detergente bueno para eliminar la suciedad y la temperatura y tiempo sean los convenientes para cada fase de lavado.


D. Limpieza manual por pulverizaciones a presión


El equipo suele ser móvil y proporciona fluidos a alta presión y en forma pulverizada. Para resolver el problema de la limpieza es importante elegir adecuadamente la clase, diámetro y presión de trabajo del surtidor. Como se ha senalado anteriormente, existen surtidores que alcanzan presiones comprendidas entre 100-1.400 libras por pulgada cuadrada (7 a 98,4 kg por cm2 o 7 a 95 atmósferas).
En las instalaciones importantes se monta un circuito en anillo provisto de juntas, adecuadamente localizadas, para conectar mangueras flexibles con boquillas que faciliten la dirección de los chorros. Para piezas grandes móviles, así como para paredes y suelos este sistema de limpieza es muy eficaz. Además precisa un gasto de agua relativamente pequeño, permite controlar la distancia y la presión del surtidor y constituye una técnica adecuada para la limpieza de hendiduras y grandes superficies. Sin embargo, las pulverizaciones pueden afectar a los materiales colindantes o próximos, si no se realizan cuidadosamente.


E. Limpieza manual con cepillos, paños y elementos similares


Para limpiar manualmente puede ser preciso un equipo móvil, sobre todo si no se dispone de surtidores a presión. Los utensilios pequeños, recipientes o piezas se limpian con cepillos, chorros a presión o máquinas lavadoras. Para la limpieza a mano es conveniente el sistema de los tres tanques, que comprende:
(1) Aclarado en agua corriente para quitar la mayor parte de la suciedad. (2) Pasar el material al primer tanque con la solución detergente. Dejar en remojo el tiempo preciso para que se reblandezca la suciedad. (3) Pasar al segundo tanque, que contiene la solución detergente activa y proceder al fregado del material a limpiar. (4) Aclarar en agua y, a continuación, pasar al tercer tanque que tiene agua caliente (77ºC), durante al menos medio minuto (U.S. Department of Health, Education and Welfare, 1976a). En gran Bretaña, el Department of Health and Social Security (1978) recomienda 80ºC durante dos minutos. El utillaje se debe sumergir en cajas para evitar la quemadura de las manos. Como una segunda alternativa se puede proceder a la inmersión en una solución desinfectante durante varios minutos. (5) Si se utiliza un desinfectante que precise aclarado,enjuagar en agua potable. Escurrir el material y secarlo cuidadosamente. Los paños, cepillos, esponjas y otros utensilios empleados en la limpieza a mano se deben lavar frecuentemente y proceder a su desinfección por calor o por inmersión en una solución con 200 ppm de cloro o 400 ppm de amonio cuaternario, al menos durante 10 minutos.
La limpieza a mano sirve para el utillaje de todo tipo y tamaño, pero su eficacia depende sobre todo de la meticulosidad del operario para el trabajo. Para evitar las contaminaciones cruzadas es esencial llevar a cabo un fregado a fondo del material y cambiar con frecuencia las soluciones limpiadoras.


F. Limpieza en seco


Las fábricas de alimentos que elaboran productos desecados (chocolate, harinas, bollos y leche en polvo) tienen dificultades para mantener el equipo limpio y seco. en general, se procede a rascar o cepillar las superficies y se emplean agentes limpiadores al vacío. El alcohol etilico (del 95 %) u otros disolventes de baja toxicidád son de utilidad para disolver algunos residuos.
Si se consiguen mantener secas las superficies, el riesgo de proliferación microbiana es pequeño. En los casos en que se pueda aplicar algo de agua, las superficies se tratan con espuma detergente que se elimina mediante vacío. Finalmente se secan con aire caliente.

VII. HIGIENIZACIÓN DE ESTABLECIMIENTOS Y MERCADOS

Los fines y etapas de que consta la limpieza y desinfección en restaurantes y mercados al por menor son, esencialmente, los mismos que en las industrias alimentarias (Kupchik y Katz, 1977; U.S. Department of Health, Education and Welfare, 1976a; consúltense también citas anteriores). Con la excepción de las máquinas lavavajillas, la limpieza y desinfección en los establecimientos donde se sirven alimentos se efectúa generalmente, de forma manual, con utensilios sencillos y materiales limitados. En la Tabla 143. se reseñan algunas de las soluciones de limpieza y desinfectantes que se pueden aplicar en las superficies que contactan con los alimentos y en las zonas de producción. Cuando se utilizan adecuadamente se facilita la eliminación de la suciedad, sin peligros al efectuar su aplicación y sin problemas para el establecimiento. Para ello es preciso disponer de agua potable fría y caliente.
Los productos de acción general, como los detergentes amónicos, sirven para limpiar suelos, paredes, ventanas y otras partes de las zonas de producción. Comercialmente se envasan en recipientes que se conectan a la conducción de agua; de este modo, es posible dispensar con el agua, la concentración deseada del desinfectante. En algunas jurisdicciones es ilegal efectuar un desagüe en los sistemas públicos, por el peligro potencial de que pudiera sifonar en sentido ascendente. No obstante, la aplicación de vacío resolvería este problema.
Comunmente, para limpiar las superficies del equipo y utillaje que contactan con los alimentos se emplean detergentes alcalinos no iónicos o de carácter higienizante. En los lavavajillas se utiliza un detergente potente no formador de espuma a la concentración y temperatura recomendadas por el fabricante, para las diversas posibilidades de las máquinas (Guthrie, 1972). Normalmente, el lavado se efectúa a 60-75ºC, seguido de un aclarado con agua caliente (75-80ºC) o a menor temperatura (25-50ºC), al que se añade uno de los desinfectantes relacionados en la Tabla 143. El equipo, una vez limpio, se seca cuidadosamente y se almacena de forma que se evite su recontaminación, antes de ser nuevamente usado. Pueden necesitarse productos especiales polvos para fregar o "asperón", sosa o disolventes de las grasas) cuando hay muchos restos de alimentos u otras sustancias orgánicas en los fregaderos o menaje de cocina. No se deben utilizar productos o sustancias excesivamente corrosivos o abrasivos.
Para limpiezas manuales se recomiendan los procedimientos, equipos y materiales siguientes:

1. Papel de un solo uso, para limpiar y frotar.
2. Cepillos de plástico que, una vez enjuagados, se escurren y secan cuidadosamente antes de guardarlos. Con cierta frecuencia se esterilizarán al autoclave o se tratarán con agua caliente.
3. No se emplearán paños y esponjas no desechables, por ser materiales de difícil desinfección. En el caso de que sean utilizados se hervirán, lavarán y secarán cuidadosamente.
4. Las escobillas de los friegasuelos serán desmontables, de modo que se puedan poner en una bolsa de algodón y proceder a su lavado mecánico a 70-80ºC durante 10 minutos para, posteriormente, ser sometidas a ebullición o tratamiento en el autoclave y cuidadosamente secadas.
5. Para llevar a cabo los procedimientos precedentes se debe contar con las necesarias facilidades para: (a) lavar el equipo, (b) tratarlo al autoclave o higienizarlo por calor y (c) secarlo y almacenarlo en un lugar donde se mantenga limpio.
6. Es esencial tener agua potable.

Tabla 14.3. Selección de productos de limpieza y desinfectantes químicos que
se aplican sobre las distintas clases de superficies en contacto con alirnentosa.


VIII. SERVICIOS Y DISPOSITIVOS QUE FACILITAN E INCREMENTAN LA HIGIENE ALIMENTARIA

La higiene de las fábricas, mercados y restaurantes no sólo viene determinada por las prácticas sanitarias o los procedimientos técnicos, sino tarnbién por la programación y construcción de dispositivos que faciliten la limpieza, por el diseño del equipo y por los servicios básicos o de infraestructura (Guthrie, 1972; Hobbs y Gilbert, 1978). Los aspectos que facilitan la limpieza son tan importantes como los que se relacionan con su conveniencia y eficacia. El equipo se debe construir con materiales impermeables resistentes a la corrosión y diseñados de tal forma que se eviten "fondos de saco" , grietas o hendiduras, donde se acumulen y proliferen microorganismos.
Las maderas, telas, metales sujetos a corrosión y materiales de cerámica mate son más difíciles de limpiar y desinfectar que el acero inoxidable, plásticos no porosos, vidrio y cerámica vidriada. Además, estos últimos materiales se prefieren, sobre todo, para superficies que entran en contacto con alimentos (Gilbert y Watson, 1971).. También es satisfactorio el aluminio, procurando evitar el empleo de agentes alcalinos corrosivos. El hormigón se usa mucho para suelos que han de sufrir un importante desgaste. Cuando estos son lisos e inclinados, para facilitar el desagúe, se lavan y secan con más facilidad.
Es importante establecer un plan de actuación que reduzca al mínimo las contaminaciones cruzadas del producto final, a través de cualquier fase del proceso. Las fuentes de contaminación potenciales están constituidas, además de por las manos de los operarios, por las materias primas, el equipo deficientemente limpio (como ocurre con el tajo para descuartizar y cortar la carne), el polvo y las gotitas pulverizadas, los suelos sucios y el material poco limpio, como los friegasuelos y las toallas (Dempster, 1973; Dempster y col., 1973; Gilbert, 1969; Gilbert y Maurer, 1968; Hess, 1973; Lehmann, 1965).
La mayor amenaza es la contaminación de los alimentos a partir de los productos crudos que puede tener lugar por: (a) no existencia de separación entre la etapa inicial de preparación de los ingredientes y la final de manipulación de los alimentos ya elaborados, (b) operarios con misiones asignadas en ambas zonas sin que puedan, en consecuencia, observar las medidas higiénicas señaladas con anterioridad en la Sección IX, (c) escasa ventilación, defectuosa filtración del aire y recirculación del mismo, así como el no mantenimiento de una presión positiva en las fases más vulnerables del proceso de fabricación, o (d) poco cuidado por parte del personal, que usa los minimos utensilios y soluciones para limpiar todas las áreas del establecimiento.
El equipo constituye una importante fuente de contaminación a menos que: (a) se diseñe adecuadamente para que pueda ser limpiado "in situ" o desmontado facilmente para su posterior tratamiento y (b) que sea instalado de modo que no sirva de refugio de parásitos. El equipo fijo irá unido al suelo,paredes, techos, etc. a través de conexiones herméticas y se instalará con unos 20-30 cm. de espacio libre para facilitar su limpieza por encima, por debajo y alrededor del mismo.
Es preciso eliminar los animales domesticos (especialmente perros y gatos) y los dañinos o salvajes (insectos, roedores y pájaros) de estos establecimientos, ya que pueden albergar microorganismos patógenos transmisibles al hombre por los alimentos. También constituyen una fuente de microorganismos productores de alteraciones en los alimentos (Smith, 1973). El control de los animales dañinos se debe de extender más allá de las zonas de elaboración y distribución y es especialmente importante donde se almacenan o eliminan desperdicios. Las medidas más eficaces son la construcción de edificios inaccesibles para estos animales, así como las que impiden su llegada hasta los alimentos o su refugio en los locales. Los pesticidas son efectivos, tanto en el interior como en el exterior de las edificaciones, pero los operarios y el público han de quedar protegidos contra estos productos tóxicos.
Se necesitan determinados servicios de infraestructura para conseguir mantener limpio un establecimiento, en el que se manipulen alimentos. Los principales son los siguientes:

1. Una fuente de energía que permita contar permanentemente con calor, luz, refrigeración y el adecuado funcionamiento de la maquinaria. El factor más importante para la protección de los alimentos es el control eficaz de la temperatura y del tiempo.
2. Abundante agua potable, tanto fría como caliente. La etapa básica de la higienización, sin la cual las industrias alimentarias no podrían trabajar, está representada por el lavado con agua a la que se ha añadido un detergente.
3. Un sistema de conducción que lleve el agua a los puntos necesarios, como son los aseos, fregaderos, línea de fabricación y que también elimine las aguas residuales. Además, es esencial la instálación de sifones y sumideros, la construcción de conducciones en las que sean imposibles las conexiones cruzadas y las contracorrientes, desde el alcantarillado a las tuberías de distribución del agua, así como la utilización de válvulas mezcladoras para el control de la temperatura y flujo del agua.
4. Un sistema de ventilación que distribuya aire limpio y templado y elimine las pulverizaciones practicadas en el interior de los edificios. La filtración del aire, al retener el polvo, reduce la necesidad de proceder a su higienización. El control de la humedad y temperatura no sólo proporciona condiciones de trabajo confortables sino que hace más difícil el desarrollo de mohos en las películas superficiales húmedas.
5. Recogida y eliminación de desperdicios sólidos en condiciones sanitarias. Es esencial contar con depósitos impermeabilizados y herméticamente cerrados.
6. Separación física entre las materias primas y los alimentos elaborados. Para evitar la contaminación de los alimentos tratados 1 por calor, a partir de microorgamismos procedentes de las materias primas es preciso disponer de zonas de trabajo, utlllaje, utensilios de limpieza y operarios convenientemente separados.



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